La identidad biológica es un principio fundante de las subjetividades humanas; lo es para los individuos, para las relaciones y para las colectividades.
Reconocer los géneros de la especie y reconocerse parte del género femenino o del masculino es un presupuesto indispensable para realizar elecciones de vida libres y auténticas.
El género femenino es la fuente primera de toda la humanidad, gracias a su capacidad de generar y educar, empezando por la infancia.
La toma de conciencia femenina es un presupuesto decisivo para cambiar la situación de opresión sufrida aún hoy por las mujeres en todo el planeta. Es más: la idea y la práctica de hermandad y unión entre mujeres representa un principio para todo mejoramiento humano.
Estos fundamentales argumentos son atacados, de forma sutil y también clamorosa, desde los lobbies académicos y del poder a través de una rastrera campaña que se asienta en las instituciones opresivas poniendo en discusión el ser y el denominarse mujer.
Se pretende impedir a las/os niñas/os decir “mamá”, a todas y todos reconocer de quién es que venimos, a las mujeres de reencontrarse en la unicidad de cada una, unidas y diferentes en su propio género respecto al masculino.
Se pretende permitir a hombres malintencionados hacerse pasar por mujeres.
Se quieren borrar aspectos basilares e inalienables de la naturaleza humana, y en último término liquidarla en favor de máquinas infernales.
Se pretende minar o suprimir las conquistas obtenidas por el movimiento de mujeres a costa de luchas difíciles y largas, comprendidas las conquistas materiales parciales como el mejoramiento relativo de las condiciones laborales.
Estamos frente a una campaña de violencia ideológica y práctica que mortifica a toda mujer y que puede alimentar todo tipo de violencia contra las mujeres y las/os niñas/os. Estas/os últimas/os se ven amenazadas/os en su crecimiento psico-físico, cognitivo, psicológico y conciencial. Los mismos hombres que deseen emanciparse del rol de machos prepotentes serviles al sistema corren el riesgo de ser víctimas de esta cruzada obscena.
Este increíble intento de deshumanización radical es llevado a cabo en nombre de la necesidad individual de decidir acerca del propio género según “cómo una/o se siente en tal momento”. La definición que una/o hace de sí misma/o cuenta con dos límites infranqueables: la identificación biológica y el respeto hacia las/os demás. De lo contrario, nos podemos encontrar, entre otras, con la legalización del “género monstruo nazi”. Defendemos el derecho de todas/os y cada una/o a autodefinirse como le parezca, pero ninguna/o puede hacer de su propio autorretrato una razón válida para atacar la idea de la especie humana, de sus géneros femenino y masculino y de lo que de ello deriva para el crecimiento, las elecciones y la afirmación individual, relacional y colectiva.
La izquierda que lleva adelante esta vergonzosa batalla le está haciendo el juego mortífero – más o menos conscientemente, poco importa– al sistema patriarcal y opresivo y a las derechas más feroces.
Nos dirigimos a todas las mujeres para que defiendan su identidad de género contra todo ataque y sigan, en común y valientemente, afirmando y ampliando su propia libertad, reaccionando y organizándose contra los diferentes tipos de violencia. También nos dirigimos a todos los hombres que desean emanciparse de la alienación machista y patriarcal y participar en una nueva y benéfica alianza entre los géneros.
Entender y defender la identificación de género es parte del compromiso general para conquistar la libertad auténtica de todas y todos hacia una perspectiva común y benéfica fuera de la ruinosa decadencia del sistema que nos oprime.
28/11/2020