Las mujeres conquistaron la ley por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ¿Cuántas millones se despertaron hoy con una sonrisa de profunda satisfacción? La emoción es fuerte, cuesta encontrar las palabras para expresar las razones de la felicidad que se siente. Y en algunas mujeres ya comienza a aflorar un genuino interrogante sobre el futuro… Disfrutemos mejor este día reflexionando juntas.
¿Por qué logramos conquistar la ley?
Si hay ley de aborto es gracias a las mujeres, no gracias al Estado. Por el contrario, es a pesar de su histórica opresión y sus permanentes maniobras, incluidas las del gobierno actual, que alternó el pañuelo verde con el celeste de acuerdo a la conveniencia política del momento (¿se acuerdan del llamado a unir ambos pañuelos durante la última campaña electoral?) Hay derecho al aborto porque miles de mujeres empezaron a ser protagonistas directas de su búsqueda de libertad; por la decisión de empezar a cambiar intentando superar la indiferencia ante el sufrimiento de las otras; por la solidaridad que comenzó a palpitar en las relaciones; por la fuerza que fueron descubriendo juntas. Porque fuimos capaces –aunque todavía podemos hacerlo mejor– de darle batalla a los Estados y las Iglesias que hicieron lo imposible para aplastar nuestra determinación. Cambiamos las leyes porque empezamos a cambiar nosotras mismas. Y cambiando nosotras, mujeres, cambia la vida de todos.
Principios de un futuro posible (y los enormes riesgos a enfrentar)
Las posibilidades son inmensas. La batalla, también. Podemos radicalizar y mejorar nuestra propia conciencia y nuestras relaciones –entre mujeres y con los hombres más disponibles–, podemos dar vida a ámbitos en los cuales sentirnos más libres y seguras. Podemos aprender a interrogarnos sobre cómo amar mejor y ser amadas sin discriminaciones, reinventar la amistad femenina afirmando la solidaridad y la cooperación contra la competencia y los celos. Podemos conocer y aprender de las mejores mujeres que nos antecedieron, aprender también a sentirnos hermanadas con las mujeres del mundo barriendo las fronteras y combatiendo al racismo. Podemos también –y es urgente– combatir contra las concepciones y estereotipos patriarcales, aprender a ser menos ingenuas frente a los engaños: desde un gobierno peronista que pretende expropiar nuestro protagonismo (y que llenó de trampas la ley finalmente aprobada) hasta el intento de reducirnos a meros “cuerpos menstruantes”. Hay en curso un intento de liquidación de las mujeres y, por lo tanto, del feminismo. Se pretende borrar a un género entero. Se busca ocultar de dónde venimos todas y todos. Se intentan negar las conquistas históricas de nuestro movimiento; esas que hicieron mejor la vida humana. Pensar en el futuro implica también denunciar cada día esa campaña de violencia ideológica y práctica –realizada en nombre de la “diversidad” y del transfeminismo–, reconociéndonos en la historia de nuestro género y, por lo tanto, de la humanidad toda. El feminismo auténtico necesita batallar en ese sentido porque está en juego su razón de ser más profunda: el compromiso por la liberación de lo mejor del género femenino mientras se libera de la opresión patriarcal. Un compromiso que necesita partir del reconocimiento del ser mujeres y de las potencialidades que esto implica para todas y todos.
Depende de nosotras
El aborto legal es un paso valioso para afirmar nuestra autonomía. Es una necesidad dolorosa pero inalienable. Puede ser un punto de partida que nos impulse a ser mejores; a sentir más concretamente la fuerza del ser juntas; a ser más determinadas para conquistar y defender nuestra independencia; para aprender a ser solidarias siempre; para defender nuestra dignidad de mujeres cuando sea atacada; para ensayar concretamente junto a otras la libertad tan anhelada. Este es el compromiso que nos proponemos en los colectivos de mujeres del Círculo de Amigas Feministas. Por la libertad de las mujeres y de todos, en las luchas, en las movilizaciones y en la vida cotidiana.